viernes, 18 de abril de 2014

El sabor agridulce de tu figura

Sobre mis piernas el iPad. En mi cabeza tu imagen, nítida y perfilada con todos tus detalles. El mismo trayecto de cada día, la bendita rutina que estira de mi voluntad a pesar de que se resiste como la conciencia cuando se tienta. Cerraría los ojos pero no quiero que aparezcas todavía más real. Escribo en un intento de desviar mi atención, de distraer tanto tormento. Falso ejercicio, pues acabado hablándote a través de mis teclas vocales. Parafraseo cabriolas imaginarias de abrazos y besos. Y acaba por gustarme. Como dice la canción... Just an illusion. Esa es la parte dulce, la que recrea las risas, la que planifica nuestras salidas.

Esta espera es la antesala de la pena que indefectiblemente te da la bienvenida. No me acostumbro a la forma que tienes de venir a verme. Eres tan deseada como malvada. Puede que me vayas educando pero tu asignatura se me sigue atragantando como el primer día. Después de tantos años me suspendes siempre en primera convocatoria. Y te juro que nadie se prepara más que yo. No me das tregua. Acudes como una musa a mi canto y llegas preciosa a la vez que mentirosa. Me ofreces tu alegría, llevándote en prenda la mitad de ella.  Encoges el perímetro de lo que me late, dejándolo al tamaño de un penique.

Te presentas con ese aire seductor pero conozco tus dos caras. Quisiera mirarte con otros ojos, pero no me fío. Me resisto a caer en tu trampa, porque eso eres...un engaño. Te llamas Vacaciones, te apellidas Amarga. Me apartas momentáneamente de algo que quiero más que a mi misma. Y no me acostumbro.

Un año más ya has llegado, ya estás aquí, dejándome con el sabor agridulce de tu receta.
Por suerte, a fuerza de intentar engullirte, mi paladar ha aprendido a degustar el sabor de la amargura con tintes de dulcura.

Voy a intentar ignorarte, la única forma que tengo de caminar a tu lado sin que me desplaces. Después del punto y final de esta falsa oda a tu figura, voy a darte la espalda. Dejarás de existir hasta que me devuelvas lo que te has llevado y que te pertenece a medias.

Dicen que la muerte es la única capaz de cancelarlo todo. Y tú estás bien viva, así que no voy a darte el gusto de cancelarme nada.

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